A mediados de Enero llevamos nuestros
gatos a la ermita de San Antón para que recibieran las bendiciones del santo y
los alejara de todo mal. Pero los gatos rehusaron las jaculatorias y
procedieron a bendecir ellos mismos a la concurrencia con su mirada y su divina
indiferencia. Apenas diez días antes dos hombres mataron en París a doce
periodistas del semanario Charlie Hebdo. El año empezaba mal porque la libertad de expresión
sangraba en Europa. Los opinadores, comentaristas, columnistas y tertulianos
tenían que decir algo importante y original pero las palabras se volvieron
pequeñas, sin estatura, delgadas y etéreas ante el peso de la muerte. Por
cierto, que según contaban quienes gustan de las noticias de la muerte, en
Marzo aparecieron los presuntos huesos de Miguel de Cervantes tiritando de
anonimato en la cripta de un convento de Madrid. Los gatos que andaban por allí
cambiaron su postura mostrando su ilustre lomo a las autoridades que asistieron
a la rueda de prensa.
Doscientas noventa y
tres mujeres y niñas fueron rescatadas en Abril. Se encontraban secuestradas en
Nigeria por Boko Haram. Abril es un buen mes para devolver libertades a mujeres
y niñas, si es que alguna vez tuvieron libertad estas mujeres y niñas
nigerianas. Estas niñas liberadas no son
aquellas niñas a las que filmaron cubiertas con mantos grises entonando
letanías y que también fueron secuestradas por el mismo grupo. Los gatos lloran
junto a las madres de aquellas niñas. Pocos sonidos hay más sobrecogedores y
angustiosos que el llanto de un gato.
En Julio, poco después de celebrar la
noche de San Juan, la nave New Horizons llegó a Plutón. Este verano las
ciudades han mirado al cielo para ver las Perseidas en Agosto y un eclipse lunar en Septiembre. Cualquier cosa brillante que hicieran las
estrellas y su parentela era bien acogida por esta Europa tan cansada como una
mecedora vieja. Con los ojos mirando los colores del cielo, la gente esperaba
dos noches antes de la Luna nueva porque las lágrimas de San Lorenzo se
aprecian mejor con poca luz. Los gatos saltaban por las escaleras más extrañas
en las noches de este verano.
Hacia Noviembre la
muerte violenta volvía a París y cuentan algunos astrónomos sin alergia al
romanticismo que la Luna no se ha vuelto Nueva desde entonces. Sea como fuere y
sin saber muy bien por qué, la gente continua comiendo reunida con más gente y
los amigos siguen llamándose por teléfono o felicitándose el cumpleaños. Es
Diciembre y aquí la gente vive aún sin Gobierno. Y es que a veces parece que
los Gobiernos no entienden que la gente vive en paz por su soberana voluntad de
vivir en paz. Parece que la gente duerme en paz sin Gobierno porque realmente
no hacen falta ciertos gobiernos. Es un silencio armónico y social
imperceptible para quienes aúllan en los púlpitos. Un silencio solo
comprensible para los gatos.